Desde hace años los californianos esperan un devastador terremoto de más de ocho grados en la escala de Richter, que ha sido bautizado antes de llegar con el nombre de "El Grande" (The Big One). Muchos creen que cuando ello ocurra, California podría quedar dividida en dos, con una de las partes posiblemente convertida en una isla.
El temblor de diciembre de 2004 en el sudeste de Asia, que provocó un horrible tsunami con saldo de 250 mil muertos, abrió de nuevo el debate sobre el destino de California y su temida falla de San Andrés, entre otras muchas que hay en la región.
El último gran terromoto que sacudió el sur de California ocurrió en enero de 1994. Tuvo una magnitud de 6.7 grados en la escala de Richter, y causó efectos demoledores. Hubo 60 muertos y siete mil heridos. Veinte mil personas quedaron sin hogar y 40 mil edificaciones sufrieron daños. El temblor se sintió en los condados de Los Angeles, Ventura, Orange y San Bernardino. Produjo pérdidas materiales calculadas entre 13 mil millones y 20 mil millones de dólares.
Desde entonces, algunos expertos se han aventurado a pronosticar fechas para futuros temblores, pero éstos no han ocurrido hasta hoy.
A propósito del terremoto de Sumatra-Andaman, en Asia, Robert McCaffrey, experto del Instituto Politécnico de Rensselaer, en Nueva York, advierte que la lección del terremoto asiático "es que cada zona de subducción —en el mundo— está potencialmente asegurada, cargada y es muy peligrosa".
El terremoto de Sumatra en 2004 sorprendió a muchos científicos, quienes creían que era improbable que se produjera una sacudida de fuerte magnitud en ese lugar.
"La Tierra nos recordó la enorme diferencia que existe entre la improbabilidad y la imposibilidad", dijo McCaffrey, quien junto a su equipo, reconoce que la comprensión de dónde y cuándo sucederá el próximo terremoto está hoy día en una fase primaria.
El último gran terromoto que sacudió el sur de California ocurrió en enero de 1994. Tuvo una magnitud de 6.7 grados en la escala de Richter, y causó efectos demoledores. Hubo 60 muertos y siete mil heridos. Veinte mil personas quedaron sin hogar y 40 mil edificaciones sufrieron daños. El temblor se sintió en los condados de Los Angeles, Ventura, Orange y San Bernardino. Produjo pérdidas materiales calculadas entre 13 mil millones y 20 mil millones de dólares.
Desde entonces, algunos expertos se han aventurado a pronosticar fechas para futuros temblores, pero éstos no han ocurrido hasta hoy.
A propósito del terremoto de Sumatra-Andaman, en Asia, Robert McCaffrey, experto del Instituto Politécnico de Rensselaer, en Nueva York, advierte que la lección del terremoto asiático "es que cada zona de subducción —en el mundo— está potencialmente asegurada, cargada y es muy peligrosa".
El terremoto de Sumatra en 2004 sorprendió a muchos científicos, quienes creían que era improbable que se produjera una sacudida de fuerte magnitud en ese lugar.
"La Tierra nos recordó la enorme diferencia que existe entre la improbabilidad y la imposibilidad", dijo McCaffrey, quien junto a su equipo, reconoce que la comprensión de dónde y cuándo sucederá el próximo terremoto está hoy día en una fase primaria.
Un terremoto de magnitud nueve genera un deslizamiento de aproximadamente 20 metros en la frontera entre dos placas, que convergen en 0.02 y 0.10 metros por año; por lo tanto, un lapso promedio entre ellos es de 200 a mil años, con la premisa de que todos los deslizamientos son provocados por terremotos de magnitud nueve.
Si se presenta un ligero deslizamiento provocado por sismos de menor magnitud o por deformaciones, el intervalo será más largo. Ese intervalo alargado es problemático, porque casi todos los registros confiables de terremotos datan de hace sólo un siglo. En los lugares donde existen registros más antiguos, los periodos entre los grandes terremotos parecen ser altamente irregulares.
Por otra parte, científicos de EEUU y Japón han descubierto que los ligeros temblores detectados en varias fallas subterráneas del planeta pueden ser la antesala de futuras catástrofes sísmicas.
Descubiertos hace cinco años en Japón, estos pequeños movimientos subterráneos, conocidos como 'temblores no volcánicos' o 'terremotos de baja intensidad', se producen en zonas en las que dos placas tectónicas se encuentran y una de ellas se hunde por debajo de la otra.
En estas zonas de subducción, como Chile, Japón o Alaska y el estado de Washington en EEUU, es donde se han producido las mayores catástrofes sísmicas de la historia, todas de magnitud 8 o superior en la escala de Richter.
Estos megaterremotos tienen lugar cada 100 a 600 años y están precedidos por una serie de pequeños y silenciosos movimientos subterráneos, que pueden prolongarse durante días e incluso meses sin que se note en la superficie.
Si se presenta un ligero deslizamiento provocado por sismos de menor magnitud o por deformaciones, el intervalo será más largo. Ese intervalo alargado es problemático, porque casi todos los registros confiables de terremotos datan de hace sólo un siglo. En los lugares donde existen registros más antiguos, los periodos entre los grandes terremotos parecen ser altamente irregulares.
Por otra parte, científicos de EEUU y Japón han descubierto que los ligeros temblores detectados en varias fallas subterráneas del planeta pueden ser la antesala de futuras catástrofes sísmicas.
Descubiertos hace cinco años en Japón, estos pequeños movimientos subterráneos, conocidos como 'temblores no volcánicos' o 'terremotos de baja intensidad', se producen en zonas en las que dos placas tectónicas se encuentran y una de ellas se hunde por debajo de la otra.
En estas zonas de subducción, como Chile, Japón o Alaska y el estado de Washington en EEUU, es donde se han producido las mayores catástrofes sísmicas de la historia, todas de magnitud 8 o superior en la escala de Richter.
Estos megaterremotos tienen lugar cada 100 a 600 años y están precedidos por una serie de pequeños y silenciosos movimientos subterráneos, que pueden prolongarse durante días e incluso meses sin que se note en la superficie.
"Alguna gente cree que esos pequeños terremotos son fenómenos aislados, pero lo que mostramos con este estudio es que son la misma cosa", explica Gregory C. Beroza, profesor de Geofísica de la Universidad de Stanford.
"El temblor es simplemente un conjunto de sismos de baja intensidad que, lejos de producirse de un modo rápido e impulsivo como los terremotos normales, sacude la tierra durante horas, días o incluso semanas de una vez", agregó el científico.
Por lo pronto, en California, lo que han hecho las autoridades es aprobar regulaciones de seguridad para nuevas y viejas construcciones. Las ciudades y condados exigen que se haga una evaluación geológica para nuevas edificaciones, de manera que éstas no se construyan sobre fallas activas. Hay varias leyes al respecto. Casi todas determinan que una falla es una fractura de la tierra, que es el resultado de repetidos desplazamientos durante ciertos períodos. Para los efectos legislativos californianos, una falla activa es aquélla que se produjo por una fractura de las placas téctonicas, en los últimos 11 mil años.
Hace pocos años, un grupos de jóvenes expertos de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA), guiados aparentemente por la teoría de los pequeños temblores sucesivos, se atrevió a pronosticar un fuerte terremoto para una fecha específica. El temblor nunca ocurrió.
"El temblor es simplemente un conjunto de sismos de baja intensidad que, lejos de producirse de un modo rápido e impulsivo como los terremotos normales, sacude la tierra durante horas, días o incluso semanas de una vez", agregó el científico.
Por lo pronto, en California, lo que han hecho las autoridades es aprobar regulaciones de seguridad para nuevas y viejas construcciones. Las ciudades y condados exigen que se haga una evaluación geológica para nuevas edificaciones, de manera que éstas no se construyan sobre fallas activas. Hay varias leyes al respecto. Casi todas determinan que una falla es una fractura de la tierra, que es el resultado de repetidos desplazamientos durante ciertos períodos. Para los efectos legislativos californianos, una falla activa es aquélla que se produjo por una fractura de las placas téctonicas, en los últimos 11 mil años.
Hace pocos años, un grupos de jóvenes expertos de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA), guiados aparentemente por la teoría de los pequeños temblores sucesivos, se atrevió a pronosticar un fuerte terremoto para una fecha específica. El temblor nunca ocurrió.
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